Flor, una de nuestras visitantes nos escribio hace un par de semanas a guate360.com, y nos expresaba su enojo por la inseguridad que se vive en Guatemala.
Deducimos que Flor, de procedencia Argentina habia sido victima de la delincuencia mientras visitaba Guatemala, por lo que la invitamos a contarnos su historia, ya que no podemos quedarnos callados ante esta clase de hechos lamentables que ocurren a diario en el pais.
Guatemala, como muchos países en Latinoamérica y el mundo, sufre de ese cáncer llamado “delincuencia” y aunque muchos de nosotros tratamos de sacar al país adelante, no dejamos de toparnos con estas personas (si se les puede llamar de esta forma) que se dedican a hacerle daño a otras.
El crimen es lamentable, pero más lamentable es suceda a plena luz del día, y ante la mirada de muchas personas que prefieren simular ceguera ante tales sucesos como comenta Flor en su historia. Creo que es hora de que los chapines dejemos de sentir miedo, y espero que cada uno de los que lea esta nota no permita que actos como este ocurran impunes. Y es que muchas personas no se toman ni la molestia de tomar su celular y denunciar un crimen en el momento en que son testigos de uno.
A continuación los dejo con la carta de Flor, y dejo que ustedes saquen sus conclusiones al respecto:
“Hará cosa de seis años que la tragedia asoló a Centro América, recuerdo como desde mi butaca y frente al televisor, no podía hacer otra cosa que observar el dolor y la desesperanza que el demonio llamado Huracán Mitch ,sembró a su paso.
Tras el impacto inicial, los países que estábamos al otro lado del monitor , tan solo pudimos reaccionar mandando ayuda por correo y fue cuando comprobamos que la ayuda se quedaba por el camino, en manos de aquellos que en teoría, están obligados a ayudar a su pueblo.
¿Saben? Yo no creo que el dolor, la desilusión , la tragedia sin más, pueda remediarse a base de dinero. Quizá a todos los países necesitados en algún momento de su historia, les haría falta menos la limosna y más el corazón del resto del planeta. Cuando una madre pierde a un hijo, cuando una joven es violada, cuando alguien siente que su vida es truncada sin más, siempre hay ojos ciegos que lo consienten.
Hace pocas semanas recibí la noticia de que familiares míos, dos jóvenes maravillosos con la única ilusión de conocer Centro América y sus gentes, habían sido asaltados en una carretera de Guatemala, a una hora de trafico intenso y ante la mirada impasible de todo el que pasaba. Fueron robados, golpeados, violados y humillados por individuos de uniforme, gente uniformada, quizá la misma que robó a los guatemaltecos la ayuda que enviamos en su día.
El Huracán Mitch , una carretera de Guatemala ¿qué más da? Dolor. Dolor, impotencia e ilusiones rotas. Vidas que cambian para siempre, injustamente, impunemente. Dicen que cada pueblo escribe su propia historia. En Guatemala se esta escribiendo día a día la negra historia de los asesinatos, las violaciones y la pasividad. Porque solo los guatemaltecos pueden luchar contra la impune delincuencia uniformada, permitida por gobiernos ciegos a propósito. Piensen cuanto tiempo van a permitir esto en su casa, cuantas jóvenes han de ser violadas y cuantas personas muertas en sus carreteras ante los ojos de todos ustedes sin reaccionar, pues el cáncer no va a hacer sino extenderse.
Dijo Ernest Hemingway que cada vez que alguien muere, cada vez que una injusticia mata nuestros corazones, toda la humanidad pierde. Que las campanas de duelo, siempre doblan por todos nosotros.
Los huracanes no se pueden evitar, pero la ceguera si se puede curar.
No diré de que país soy , puesto que todos los países del mundo tenemos razones para pedir perdón al resto. Solo les diré que soy de un país que intentó ayudar al suyo en su día, igual que mi familia. España, Argentina y Reino Unido , la humanidad ¿qué mas da? Lloraron hace unas semanas en una carretera de Guatemala. Y las campanas de luto doblaron y doblaran en la conciencia de todos ustedes que lo consienten día a día. “