Ubicado al final del Río Dulce, en Izabal, Livingston es un pueblo con gran personalidad debido a la herencia que dejaron sus pobladores originales del siglo XVIII (africanos traídos a América como esclavos). El día de hoy, Livingston está habitado principalmente por personas pertenecientes a la etnia garífuna que mantienen muchas de sus antiguas tradiciones basadas en una mística combinación musical y religiosa debido a la mezcla que se dio entre africanos, europeos e indígenas guatemaltecos.
Livingston, un pueblo primordialmente turístico y pesquero, rompe completamente con lo tradicional en Guatemala asemejándose más a una isla del caribe según muchos de sus visitantes extranjeros, esta aseveración se ha derivado de que este interesante lugar posee su propio lenguaje y cultura la cual, dicho sea de paso, incorpora diversos elementos de los inmigrantes provenientes de �?frica, indígenas Queqchíes y europeos. Su deliciosa cocina con frutos del mar han hecho muy famoso a Livingston así como su pan de coco y panqueques de banano, los cuales pueden ser disfrutados en cualquier restaurante en las calles de la población.
Luego de llegar al muelle principal por la única vía posible: marítima, todo visitante será abordado por niños locales que ofrecerán tomar su equipaje hacia algún hospedaje o lo invitarán a tomar un paseo por el Río Quehueche (el cual está siendo explotado como un destino de aventura y ecoturismo), Siete Altares, Playa Blanca, Río Cocolí, Finca Paraíso, Punta de Manabique y muchos otros lugares.
A su visita, tanto nacionales como extranjeros podrán admirar interesantes construcciones de madera utilizadas ya sea como vivienda o como comercios (principalmente hoteles y restaurantes), también se envolverán en la alegría de un pueblo que lleva el reggae y la punta en las venas, lo que hace de Livingston el lugar idóneo para divertirse. Los Garífunas tienen un estilo muy particular de música y baile. Una banda tradicional en Livingston está compuesta por 3 tambores de gran tamaño, una caparazón de tortuga, maracas y un caracol; el sonido de estos instrumentos ante la interpretación de los lugareños harán que los visitantes puedan disfrutar del baile de la “Punta” entre impresionantes movimientos de caderas.