Tal vez sin saber, tal vez más conscientes que cualquier otro, inundan el mercado con copias pirata de discos láser de música, programas de computación o películas. En otra esquina nos ofrecen a una décima parte del costo de una original, la camiseta adidas de la selección de Guatemala. Se dice que la industria de la música pirata ya ha superado con creces a la misma industria pero en su versión legal… aquellos que no nos atrevemos a deambular por la 18 calle o la 6ta avenida, tal vez optaremos por utilizar el internet como abastecedor de entretenimiento e incluso, podríamos pagar no una décima parte sino sólo la mitad, por la misma camisola pero no vendida en la calle sino en un pequeño e informal local.
Y así se extiende la lista… perfumes, licores, medicinas, pantalones de lona y hasta tarjetas de cumpleaños “jolmarc” se nos podrían atravesar cuando menos lo esperemos.
Pero la pregunta es… ¿Quién es más culpable?, ¿Los cantantes que son sus millonarios sueldos han obligado a que un CD sea vendido a $15?, ¿Los actores de Hollywood que hacen de menos a las cuentas bancarias de los cantantes?, ¿Los agentes de aduana que tal vez logran vivir con más lujos que un cantante?, ¿O NOSOTROS LOS CONSUMIDORES DE PRODUCTOS PIRATAS que aunque llegáramos a tener una cuenta bancaria como la del agente de aduana, seguiríamos ahorrándonos Q100 en vez de entrar al régimen correcto que el mercado nos ofrece?