Cuando asistí a la inauguración de 4 Grados Norte hace un par de años viví realmente una experiencia sin igual al no sentirme en Guatemala y desde aquella ocasión noté lo elegante y sobrio de uno de los poquísimos locales (menos de 3) abiertos en aquel sueño de Emilio Méndez y otros más. El Restaurante “Vino Vino” parecía el lugar más exclusivo y su nombre sugería inmediatamente lo que podíamos encontrar ahí…
A pesar de haber sido un asíduo visitante del Distrito Cultural y habiendo laborado en el área por más de un año y medio, nunca me tomé el tiempo de degustar cuidadosa y tranquilamente alguno de sus platillos hasta hoy, mucho tiempo después.
Decidí sentarme en una de sus mesas aprovechando la vista que me ofrecieron de un espectáculo de malabaristas, excelentes tamborileros y percusionistas latinos. Una vez terminado el espectàculo, un anormal mesero (por su gran amabilidad y excelente forma de sugerir los platillos de su menú) me atendió sugiriéndome diferentes variaciones de los medallones de lomito que habían llamado a mi atención. Finalmente mi elección fue para los medallones en salsa de crema y champiñones junto a una botella de vino espumoso italiano cuyo nombre realmente no recuerdo (no soy gran conocedor ni amante del vino, es más, ni siquiera sé si ese tipo de vino se acostumbra para acompañar carnes rojas) pero cuyo sabor seguramente no olvidaré para cuando quiera acompañar una cena.
Las guarniciones modestamente servidas para no restar importancia al alimento principal sirvieron de marco perfecto para degustar una de las cenas más exquisitas que haya podido experimentar en nuestro país. Un sabor sin igual, un plato justo en tamaño y atención definitivamente inusual me obligan a darle los 5 chupetes que Patojo Shute nos ha sugerido como máxima puntuación.
Así es que Vino Vino, en 4 Grados es totalmente recomendable para una buena cena en una noche sin lluvia.