El domingo pasado mi hermano me convenció de ir de paseo a Amatitlán para subir al Teleférico. Recordé que para la semana de la Feria Titular en mayo de este año, las colas eran enormes con personas de otros departamentos, principalmente occidente, algunas esperaron hasta cinco horas para no dejar pasar la oportunidad.
Sin embargo, a las 10 de la mañana que llegamos el paso era directo. El más entusiasmado era mi hijo de 2 años, quien aprendió que Jalapa y Quiché son lugares de Guatemala, gracias a las cabinas de ida y regreso que tenían esos nombres.
La experiencia de subir es emocionante, principalmente si se acompaña con niños pequeños, porque se aborda en pleno movimiento, lento pero corriendo.
Al llegar al Parque de Las Naciones Unidas, fue placentero ver la limpieza y el cuidado del lugar; han pasado siete meses desde su reinauguración y la atención continúa de primera.
El viaje por el aire termina, pero no se puede dejar dar una vuelta a orillas del lago, montar a caballo, comprar dulces o simplemente curiosear las artesanías del lugar.
Un paseo sano, cultural y sin contratiempos.
Recomendado.