Como me dedico a los viajes y a los turistas, veo muchas situaciones cuando trato con gran cantidad de gente. Dentro de todo lo que he visto, una de las cosas que más me cautiva es la relación que tiene viajar con buscar el amor. No me canso de ver casos de personas que tienen la ilusión de migrar para cambiar su situación, vivir nuevas experiencias, y conseguir un amor allá…. lejos. También veo constantemente a quienes viajan por trabajo o placer, conocen a alguien y terminan dándole la vuelta al mundo sin importar trabajo, amigos, familia, costumbres o religión. Además, observo constantemente gran cantidad de compatriotas que desean ser pareja de turistas, misioneros, voluntarios o funcionarios extranjeros. No se diga de todos los compatriotas que viven fuera de Guatemala… tengo gran cantidad de tíos, tías y primos políticos de las más variadas nacionalidades. Además, no todo es conseguir pareja, muchos viajan a lugares remotos para adoptar un hijo e iniciar así un amor de padres e hijos. Curioso y poderoso el amor ¿no? No me cabe duda que a la mayoría nos emociona y cautiva lo diferente. Dicen que el amor no tiene fronteras… yo creo que las fronteras (y las diferencias) muchas veces fertilizan ese amor.
¿Que opinas? ¿Has sentido esto aguna vez? ¿Te emocionan y atraen las personas diferentes? ¿Eres tú uno de esos casos?
Este Artículo se ha publicado gracias a la colaboración del Blog de Pablo Alarcón: El Mundo Eco Pablo, donde puedes encontrar variados temas sobre turismo y ecología en nuestro país.