Los guatemaltecos por muchas razones somos testigos inmediatos de la corrupción, impunidad y otras tantas de esas palabras que de tan frecuentes se han vuelto cotidianas y cínicamente dolorosas. A pesar de una colectiva y pública desconfianza a los aparatos estatales que garantizan la seguridad y el cumplimiento de las leyes, el Tribunal Supremo Electoral es, quizás, la institución más respetada y digna de confianza, hablar de fraude electoral, de apagones inesperados, de cambiar las papeletas parece una imagen borrosa de un ligoso pasado. No, en general estamos tranquilos, no esperamos realmente que suceda una anomalía, o eso parece.
El TSE se enfrenta a un reto complicado, la nueva ley electoral que se aplica ahora por primera vez amplio las mesas de votación de 8 mil 900 de hace 4 años a 13 mil 756, adelantaron las fechas de las elecciones, y descentralizaron las juntas electorales, total todos parecen cambios para bien, aunque hacerlo solo unos meses antes de las elecciones parece que fue un error, la logística se ha complicado bastante, sin embargo el TSE no ha parado, el sistema de cómputo respaldado por GBM y desarrollado por Neotec demostró su sólida capacidad para la tranquilidad de la equis sobre el papel y de los que la ponemos.
Si a esto le añadimos la presencia de una tormenta tropical nada bailable y el apretado margen entre los Colom y Pérez Molina, el panorama se complica más, es duro el reto del TSE, mantener el control ante tanta tensión es una tarea titánica, como ciudadanos nos queda confiar en esta institución y en nuestro sentido común, tendremos que superar la fiebre futbolera de creer que si no estamos con un candidato estamos contra él, para empezar, ya es algo.