Guatemala pegó tremendos gritos, y nos agarramos los pelos, y nos abrazamos, muchos lloraron, una colectiva sonrisa para la victoria de dos grandes, así es queridos amigos, DOS artistas guatemaltecos que se lanzaron a tremendos cuadriláteros y no perdieron ni la máscara ni la cabellera, salieron con los dorados cinturones en la mano, en orden cronológico de la victoria (con apenas unas horas de diferencia): Julio Hernández y su película Gasolina ganaron 3 de 5 premios en la categoría “Cine en construcción” en el Festival de San Sebastián (que junto a Venezia, Cannes y Berlín son los 4 grandes festivales del cine mundial), casi 24 horas después Carlos Peña se convierte en el nuevo Latin American Idol. Fiesta total.
Los votos de los guatemaltecos fueron claves en ambos proyectos, la película Gasolina se rodó gracias a: un premio, varios productores y 21 artistas guatemaltecos que donaron sus obras para subastarlas y reunir fondos. Peña, por su parte, ganó por los quién sabe cuántos miles de mensajitos enviados por los chapines y otros simpatizantes latinoamericanos, todo con el mejor corazón, sin duda.
Gran fiesta pues, las buenas noticias, las añoradas buenas noticias, demasiado bien se siente el éxito de los compatriotas, admirar personas reales, jóvenes mucho más que entusiastas, amigos cercanos o colectivos.
Se me viene el comentario tan familiar “pobrecito, quiere ser cineasta, pasará hambre” o cantante, igual, la cultura sigue brindando a nuestro país las más altas glorias con las que contamos, y entre este eufórico y más que merecido festejo vale la pena exigirnos apoyarla, estado y ciudadanía, presupuesto, infraestructura y entusiasmo por invertir en nuestra cultura, ese es el término, invertir, vean la forma en que nos remunera, al más profundo significado de nuestra nación, al más honesto y humano sentido de nuestras vidas, confirmado, todo esto que nos emociona nos devuelve de lleno la esperanza, la más que necesaria sonrisa.
Vale la pena apoyar incondicionalmente, ya no mande más mensajitos, ahora es tiempo de invertir en nuestra cultura.
Felicidades a Julio Hernández y Carlos Peña, gracias por esta extraña sensación en el pecho.