El sábado pasado fue 20 de octubre, unos amigos salvadoreños se sorprendían “qué revolución fue”, claro, suena raro, un día donde toda Guatemala no trabaja porque es el Día de la Revolución, para este momento de la historia resulta normal que a alguien que no sepa detalles muy particulares del país le suene extraña un festejo por un acontecimiento político ocurrido en 1944 .
“La primavera democrática” llamamos a este decenio tan importante para la historia del país, que inicia con el derrocamiento de Ponce Vaides como representante de Jorge Ubico, por un movimiento popular respaldado por grupos obreros, estudiantiles y militares que, al tomar el poder, iniciaría la modernización del Estado, a partir de, entre otras cosas, una nueva constitución (la de 1945) en la que se crearon las leyes para el sistema de partidos políticos, las leyes protectoras al trabajador y el sindicalismo; se reguló el capital extranjero en el país, se crearon leyes de seguridad social y políticas de educación pública. También se declararon las garantías sociales, de la familia, del trabajo y de los servidores del estado, se normó el trabajo de los menores de edad y de las mujeres, la indemnización, la autonomía universitaria y municipal, y, en resumen, el sistema político-social que vivimos se inicia, en buena parte, con esa constitución creada en el período del presidente Juan José Arévalo
Luego le tocó el turno a Arbenz (por hacer un resumen demasiado rápido), que pronuncia en su discurso, al asumir la presidencia de la República en 1951, “Nuestro gobierno se propone iniciar el camino del desarrollo económico de Guatemala tendiendo hacia los tres objetivos fundamentales siguientes: a convertir nuestro país de una nación dependiente y de economía semi-colonial, en un país económicamente independiente; a convertir a Guatemala de un país atrasado y de economía predominantemente feudal en un país moderno y capitalista; y hacer porque esta transformación se lleve a cabo en forma que traiga consigo la mayor elevación posible del nivel de vida de las grandes masas del pueblo”. En respuesta a sus intenciones, particularmente a la Reforma Agraria, el gobierno estadounidense y grupos hegemónicos guatemaltecos lo indemnizan por adelantado en una aparatosa contrarrevolución en 1954.
No se trata de nostalgia, pues, es evidente que no tiene mucho sentido lagrimear ahora 53 años después de aquella intervención, como también es evidente que seguimos en un país lleno de injusticias, divisiones y un tremendo barranco simbólico entre ricos y pobres, sigue complicada la cosa, y hay muchas razones para replantear nuestra sociedad, también tenemos que recordar que tenemos también muchas más formas de hacer ese replanteamiento… poder expresar abiertamente lo que pensamos es un buen ejercicio para empezar…