Su forma de vida es la misma, el modo de operar, compartido… Cualquier ladrón vil se llena los bolsillos hasta reventar y no satisfecho con el botín, se adueña de lo último que encuentra mientras abandona el hogar de sus víctimas. Ese es el modus operandi de cualquier ladrón, ahora adoptado por la mayoría de diputados al Congreso de la República.
Sin embargo, los “padres de la patria” tienen una peculiaridad: pretenden legalizar sus actos delictivos y más aún, hacerse ver como merecedores del botín que en el último minuto, pretenden sustraer del hogar de sus víctimas ya desbancadas.
Lo más decepcionante es la actitud que TODOS los guatemaltecos tomamos ante este tipo de situaciones, permitiendo que ladrones reincidentes a quienes nosotros mismos hemos abierto las puertas de nuestro hogar, se hagan con nuestras pertenencias, los frutos del trabajo y arduos sacrificios de un pueblo entero. ¿Por qué decepcionante? Pues en primer lugar, porque no actuamos como un bloque unido en oposición a este tipo de prácticas ya redundantes en años recientes, porque no pasamos de abrir la boca a modo de chisme sin luchar por hacer valer nuestros derechos más fundamentales.
A los diputados se les ha contratado bajo condiciones laborales muy claras, como dignatarios del pueblo no tienen derecho a indemnizaciones ni otras prebendas que ahora exigen; su descaro llega cuando una iniciativa como la planteada en el decreto 72-2007 ya fue revocada con anterioridad por la Corte de Constitucionalidad, ¿No les quedó claro el mensaje?. Varios analistas han utilizado el argumento de la inexistencia de despido injustificado en este caso para demostrar su improcedencia, esta vez me gustaría hacer ver la no reelección de estos diputados como un despido totalmente justificado, despido que debería haber aplicado a muchos otros así como la “no contratación” de otros muchos.
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EL COLMO DEL DESCARO
En una entrevista publicada en el Diario La Hora, el diputado Jorge Luis Ortega, principal promotor del decreto que proponía conceder indemnización a los diputados no reelectos, afirmaba que estaba decepcionado del sistema parlamentario del país (postura de decepción que también hurtó de la mayoría de guatemaltecos). Sin embargo, lo que causa mayor incredulidad es el afirmar que “el pleno es el soberano” y que “las decisiones que los diputados tomamos son de los diputados y así se deben mantener”; esto lo afirmaba mientras mostraba que su mayor indignación era el que el decreto estuviera siendo rechazado aduciendo fallas técnicas en su planteamiento… mientras la indignación debe suceder como resultado de su descarado intento por legalizar lo que debería ser catalogado como una acción delictiva más de los diputados, representantes del pueblo.
Finalmente, me gustaría citar a Alejandro Baldizón, columnista de El Periódico, que muy a lo “Arjona” sentenciaba: “…el problema no son los políticos mañosos y sinvergüenzas, el problema es el poder que les damos.”
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Fotografía gracias a Jerry Brown (imagen capturada mientras Jerry Brown presenciaba un asalto en el Portal de Comercio).