Hace pocos días durante el clásico 220 del fútbol guatemalteco entre Rojos y Cremas se suscitaron hechos violentos entre las porras. Esto provocó la respuesta de las fuerzas de seguridad que ahí se encontraban y derivado de ello el concejal 1o. de la Municipalidad, Enrique Godoy, perdió un ojo.
La pregunta obligada es: ¿Por qué en una actividad que debería dejar como único saldo mucha felicidad y emoción, el saldo en la mayoría de casos es de trifulcas, asistentes heridos y hasta muertos?
Y aunque ésto no sólo sucede en nuestro país (desde Haití hasta Inglaterra presentan el problema) no deja de ser preocupante.
Desde la catástrofe en la que varias decenas de personas perdieron la vida en el Estadio Mateo Flores (previo a un encuentro clasificatorio al Mundial entre Guatemala y Costa Rica), pasando por los pleitos que existen entre contrincantes de los equipos de la liga mayor de volleyball y terminando por la rivalidad extrema a la que han llegado algunos conductores de automóviles de carreras en el Autódromo Los Volcanes; todos estos hechos realmente ensombrecen los grandes exponentes de nuestro deporte.
¿Qué opinan?