La famosa “Calle del Arco” ha sido testiga de innumerables acontecimientos por cientos de años en La Antigua Guatemala. Albergando a enamorados, familias, carrozas de caballeros y el paso de los más lujosos automóviles transportando a estrellas de cine, de la música e inclusive a los políticos más famosos del mundo.
Una visita a La Antigua no está completa sin caminar en dirección a la Iglesia de la Merced pasando bajo “El Arco de Santa Catarina”. La historia y algunas leyendas nos cuentan cómo este arco, construído en 1693, servía para el paso de las monjas de un lado a otro de su convento (de lo que ahora es La Posada de Don Rodrigo posiblemente a donde hoy funciona el Hotel y Restaurante El Arco), ésto con el fin de que no tuvieran contacto con los caballeros de la época.
Su bella arquitectura, ahora luciendo nueva pintura e iluminación, es el marco ideal para uno de los relojes más emblemáticos de nuestro país. Según información encontrada en diversos sitios de internet, dicho reloj francés (marca Lamy & Lacroix) fue seriamente dañado por los terremotos de 1773 y 1976; de ambos, fue reconstruído exitosamente, sin embargo, del segundo fue “rescatado” hasta el año 1991, cuando Rodrigo Gaitán y su padre Rafael lo repararon. Este insigne artefacto marcador del tiempo funciona con cuerda (gracias a 3 cilindros de plomo que al balancearse hacia arriba y abajo por medio de poleas, mueven los engranajes que coordinan las horas, minutos e incluso, campanas).
Es curioso como una edificación, inerte por centurias, toma vida y hasta personalidad ante las experiencias de chapines y extranjeros vividas bajo “El Arco de Santa Catarina”.