El titular en este artículo escandaliza menos de lo que representa la realidad para muchos de nuestros compatriotas en Estados Unidos.
El New York Times narraba ayer la historia de “Luis Jiménez”, originario de Huehuetenango, quien luego de trasladarse a La Antigua Guatemala y trabajar como ayudante de camioneta ganando unos Q50 al día junto a su pareja, decidió viajar hacia los Estados Unidos buscando mejores oportunidades para él y su familia.
La tragedia comienza cuando en el año 2000, un estadounidense borracho, con un vehículo robado y sin seguro contra accidentes, chocó el carro en que se transportaban Jiménez y otros guatemaltecos después de una jornada más como jardineros en su situación de inmigrantes ilegales.
Como fruto del accidente fallecieron otros 2 guatemaltecos compañeros de don Luis, y él quedó gravemente herido con fracturas en sus extremidades, múltiples daños internos y fuertes traumas craneales.
El guatemalteco fue trasladado al Martin Memorial, un hospital sin fines de lucro que le salvó la vida en varias ocasiones. Sin embargo, luego de varios años y aproximadamente U$ 1.5 millones destinados a su cuidado, el hospital se encontró en un fuerte dilema sobre continuar con la caridad ilimitada para un inmigrante ilegal o asumir el papel de “la migra” y deportarlo a su país de origen.
Luego de una compleja lucha legal e incluso el involucramiento del Canciller guatemalteco y el Ministro de Salud (quienes aseguraron que Guatemala estaba lista y dispuesta para hacerse cargo de la salud del chapín), un juez ordenó la deportación de Jiménez para su tratamiento en Guatemala.
Hoy por hoy, y luego de haber pasado por el IGSS y el Hospital San Juan de Dios, “Luis Jiménez” vive en su natal Jolomcú, en las alturas de Huehuetenango. Con los únicos cuidados de su anciana madre, Luis se arrepiente de haber emprendido el viaje a Estados Unidos.
LA SUERTE LLEGA TARDE
Posteriormente, en mayo del 2004, una corte de apelaciones en el Estado de Florida anuló la sentencia que originalmente había causado la deportación de nuestro compatriota. La decisión se dio aduciendo extralimitación de funciones del juez que ordenó la deportación, ya que dicha acción corresponde únicamente al Gobierno Federal. También se aseguró que no existía evidencia alguna de que el guatemalteco recibiría cuidados adecuados en Guatemala. Sin embargo, las nuevas noticias llegarían demasiado tarde pues la deportación ya había ocurrido. En cualquier circunstancia, el guatemalteco debería ser calificado como mártir de los inmigrantes ilegales en riesgo de deportación por los intereses de hospitales, pues su sufrimiento y la decisión de la corte de apelaciones podría beneficiar a futuros casos en situaciones similares.
Al leer algunos de los más de 400 comentarios que ha suscitado el reportaje en el New York Times, son evidentes las encontradas posturas. Compartimos con ustedes algunos excerptos de las mismas para que formen su propia opinión:
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“Él estaba en el país ilegalmente. Lamento que estuviera enfermo, etc. etc. pero los 1.5 millones de dólares que se gastaron en él podrían haberse usado mejor en Americanos.
La última vez que supe, no era nuestra responsabilidad proveer de servicios de salud al mundo entero.
¿Por qué creen que Nueva York y California están en banca rota?”
– Howard, New Jersey
“…¿Dónde está el empleador estadounidense en esta historia? Son los empleadores los que se benefician económicamente de la mano de obra (esclavos) de los inmigrantes ilegales.
Debemos poner más atención a nuestros vecinos del sur. No tendríamos este problema de gran inmigración ilegal si los ciudadanos de países latinoamericanos sintieran que tienen oportunidades y futuro en sus propios países”
– Lesle, Encinitas
“Supongan que la historia fuera sobre un estadounidense viviendo ilegalmente en México… ¿Les simpatizaría la situación tan difícil de esta persona?”
– Joe, Brooklyn
“¿Quién en esta historia parece haber contribuido más a la sociedad estadounidense?, ¿La víctima del accidente que trabajaba duro o el estadounidense borracho que los chocó?”
– Jon, New York
“Los Estados Unidos se gastan U$ 1.5 millones en 3 minutos de la guerra en Iraq.”
– July, Arkansas
Ver el artículo en The New York Times (en inglés)
Ver porción del artículo en Prensa Libre (en español)